13 mayo 2013

Educación
La Pedagogía según Kant

Pedagogía de Kant

Pedagogía de Immanuel Kant, resumen de la introducción.


El animal lo es ya todo por su instinto. El hombre, por el contrario, no tiene instinto alguno, sino que viene inculto al mundo y una generación debe educar a la otra. La educación comprende la disciplina y la instrucción. La disciplina es negativa, por cuanto borra al hombre la animalidad e impide que se aparte de su destino, la humanidad, que a sus leyes somete. La instrucción, en cambio, es la parte positiva de la educación. Pero el objetivo de la escuela, no es el aprendizaje, sino el habituar a la tranquilidad y obediencia a los niños desde temprana edad.


El hombre que no ha sido educado tiene tal inclinación por la libertad que sigue todos sus caprichos. Es un animal que aún no ha desenvuelto en sí la humanidad. Por ello, es preciso desbastar (educar a una persona para quitarle la rudeza)  la incultura del hombre. El animal, al contrario, no lo necesita por su instinto.

Pero el hombre es educado por hombres igualmente educados. Por ello, la falta de disciplina y de instrucción de algunos, les hace a su vez, ser malos educadores de sus alumnos. La instrucción puede llamarse cultura, el que no es ilustrado es necio, quien no es disciplinado es salvaje. Pero la falta de disciplina es un mal mayor que la falta de cultura, pues ésta puede adquirirse luego, pero la barbarie no puede corregirse nunca.

La educación es el gran secreto de la perfección de la naturaleza humana, conforme se mejora la educación, cada nueva generación da un paso hacia la perfección de la humanidad.

El proyecto de una teoría de la educación es un noble ideal, y no ha de desecharse por quimérica ni por falta de disposición para realizarla, sino que basta que nuestra idea sea exacta para que salve los obstáculos que en su realización encuentre.

Así, la idea de una educación que desenvuelva en los hombres todas sus disposiciones naturales es verdadera, sólo puede haber uniformidad entre los hombres, cuando obren por los mismos principios, y estos principios lleguen a serles otra naturaleza.

A diferencia del animal que realiza su destino sin conocerlo, el hombre no puede alcanzarlo si no tiene concepto de él (su destino), ni lograrlo individualmente, será la educación entonces, arte cuya práctica ha de perfeccionarse de generación en generación, la encargada de conducir a toda la especie humana a su destino.

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